El trabajo infantil en México se mantiene elevado

Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que 3.7 millones de niños en el país están involucrados en actividades laborales no permitidas. La meta de México y de las economías de Latinoamérica es erradicar el trabajo infantil para el 2025. Sin embargo, en nuestro país, este objetivo parece distante a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años.

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«En nuestro país, tenemos una deuda importante con la erradicación del trabajo infantil, relacionada con un contexto social desfavorable donde muchas familias viven en desigualdad, obligando a niñas y niños a realizar actividades que comprometen su desarrollo», comenta Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El trabajo infantil es un fenómeno complejo con múltiples factores e implicaciones. Según el informe «Erradicar el trabajo infantil para 2025 en Centroamérica y México» de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), México y la región centroamericana tienen las tasas más altas de menores en actividades no permitidas.

«Nuestro país enfrenta una situación complicada en cuanto al trabajo infantil, y el problema es de gran magnitud», señala Cinthya Galicia, responsable del proyecto Campos de Esperanza de World Vision México. La especialista indica que la deserción escolar durante la emergencia sanitaria de la Covid-19 ha contribuido directamente al incremento de este problema.

Erradicar el trabajo infantil no es solo un compromiso asumido por México en el marco de la agenda 2030, sino también una exigencia del tratado con Estados Unidos y Canadá (T-MEC). México ha implementado diversas acciones, desde la recolección de información oportuna hasta la aplicación de un protocolo de inspección de trabajo enfocado en el empleo de menores.

Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la oficina de la OIT para México y Cuba, coincide en que la pandemia de Covid-19 complicó los avances en muchos países. «Necesitamos contrarrestar las consecuencias, ya que el trabajo infantil se consolidó en muchas familias porque los niños tuvieron que trabajar debido a la falta de protección social», afirma.

A pesar de esto, el representante del organismo internacional reconoce que México ha avanzado significativamente en esta área, posicionándose como un referente en el tema. «México ha comenzado a construir políticas concretas a partir de leyes y estructuras, y en la OIT hemos acompañado este proceso».

Entre las medidas adoptadas por México se encuentran las ratificaciones de los convenios 138 y 182, la actualización del marco regulatorio, la realización de encuestas, el protocolo de inspección para el trabajo infantil, las cláusulas tipo en contratos colectivos, la creación de la Comisión Intersecretarial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de Adolescentes Trabajadores (CITI), y proyectos enfocados en estados como Guerrero, Jalisco y Baja California.

El sector agrícola es el más afectado, con el 33% de los menores trabajando en actividades primarias, según el Inegi. Sin embargo, no es el único sector; los servicios (23.2%) y el comercio (21.5%) también registran una alta proporción de infantes trabajando. «Tenemos registros de menores trabajando en industrias peligrosas como la minería o la manufactura. El trabajo doméstico de muchos niños no debería suceder, pero desafortunadamente sigue siendo una práctica común», afirma Cinthya Galicia.

La problemática se agrava con la incidencia de grupos delictivos, señala Gabriela Ruiz. «Es alarmante porque estos grupos están reclutando a menores para actividades que van desde la explotación sexual hasta el sicariato». A esto se suma el desafío migratorio, donde muchos niños transitan solos por nuestro país, exponiéndolos a riesgos adicionales.

El fenómeno migratorio es «complejo y cambiante» y representa uno de los desafíos que enfrenta México para erradicar el trabajo infantil, opina Pedro Américo Furtado. «Sabemos que hay niños que vienen de El Salvador, Guatemala u Honduras, y debemos estar atentos a este tema. Otro reto es promover la cooperación SUR-SUR entre países y fortalecer las cadenas de valor en el marco del T-MEC».

La OIT recomienda a México y Centroamérica que las redes empresariales contra el trabajo infantil y las estrategias de las organizaciones de empleadores sean fortalecidas.

Desde la perspectiva de Cinthya Galicia, la política pública para eliminar el trabajo infantil debe incluir acciones para generar consciencia entre la población. «Me gustaría ver en la próxima administración una mayor coordinación con organizaciones civiles. La apertura que el gobierno nos brinda para incidir mediante la capacitación, difusión o publicación de materiales ayudará a alcanzar áreas donde la información no llega».

Por su parte, Carmen Gabriela Ruiz considera que, aunque la construcción legislativa es un avance, «no necesariamente garantiza la erradicación». En ese sentido, subraya la importancia de fortalecer el tejido comunitario. «Debemos pensar en los contextos en los que se desarrollan los niños, y estos deben ser atendidos. No es que las familias no quieran generar condiciones adecuadas, sino que existe una estructura que inhibe el desarrollo de sus miembros».


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Fuente: El Economista

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